Dejaste en pantano mis carnes afiebradas,
Alejándote de pronto, guardando tu mirada.
No te detuvieron mis lazos, ni mis manos,
Ni mi boca de miel humedecida.
Oscureciste todo tu veneno y
Lo dejaste en copa de vidrio agigantada.
Fue el pecado de la luna que me condeno,
Sentenciándome a beber sin compasión.
Morí, entonces,
Aquella noche me mato.
Nos despedimos y nos encontramos,
Yo tan dormida y tu tan fugaz como la liebre.
Fue el amor que nos pinto la cara,
Toco la puerta y anuncio su retirada.
No dijimos nada, ocultamos todo,
Nos abandonamos y nos morimos.
Alejándote de pronto, guardando tu mirada.
No te detuvieron mis lazos, ni mis manos,
Ni mi boca de miel humedecida.
Oscureciste todo tu veneno y
Lo dejaste en copa de vidrio agigantada.
Fue el pecado de la luna que me condeno,
Sentenciándome a beber sin compasión.
Morí, entonces,
Aquella noche me mato.
Nos despedimos y nos encontramos,
Yo tan dormida y tu tan fugaz como la liebre.
Fue el amor que nos pinto la cara,
Toco la puerta y anuncio su retirada.
No dijimos nada, ocultamos todo,
Nos abandonamos y nos morimos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario