domingo, 27 de enero de 2013

Suena el reloj

Suena el reloj y las paredes del tiempo son como un cristal a punto de explotar, allí el mejor momento es el recuerdo:

Esas paredes blancas, el silencio de una habitación mojándolo todo, esas ganas de llorar porque no estas, porque no vienes, porque hay una soledad vestida de blanco y es triste.

¡Qué necedad! 

Como no vestirme de ella cuando el sol no quema y el papel se convierte en una filosa daga que no me deja escribirte, que no me deja llamarte.

¡Y te necesito!

 Te llamo y mi voz no te alcanza, entonces huyo como una cobarde...