miércoles, 15 de agosto de 2007

Un minuto

La soledad golpea con zumbido de guerra y
una ventana es la perdición de la mirada.
Hay pecado en mis ojos,
unas manos queriendo corromper tiempos y
una boca deseosa de besos.
Y no me basta un café a media tarde,
ni las pisadas que busque en la arena de tu recuerdo,
porque tengo un minuto que no dejo de pensarte.
Aún no se que locura se invento en mi cuerpo,
quiero la brisa en mi cara,
un cigarrillo a medio terminar y
una carta después de las tres.
Acaso es mucho pedir...
¿Entonces que hago?
quedo perdida en miradas, abismo de ventanas.
O sigo pensando que ese minuto no me basto porque sigo pensándote.

1 comentario:

*LithiumDoll* dijo...

Me gusto este texto, muy bueno...