sábado, 30 de junio de 2007

Una tarde de viaje






Camino,
voy solitaria,
tengo un poco de nostalgia,
que se va convirtiendo en las gotas
que adornan mis zapatos.

Voy arrastrando mi torpe cuerpo,
como si caminara en nubes aterciopeladas,
mirando como el paisaje se destruye con mi paso;
como trémulamente me voy cayendo.

Desciende de mi,
la noche triste,
que me espera
con la sazón de hierbas,
que hablaran del olvido.

¡El olvido de todos,
maldita sea!

Entonces que hago ahogándome,
con la risa de santa soberana,
desafiando muertos.

Me queda el consuelo de
que caminare toda el día,
escapando
huyendo,
como doncella traicionada,
como cobarde sin corona,
buscando la mano de mi destino.
buscando quien me mire.

¡Entonces que hago llorando!

¿Quién me levantara?

Voy destruyendo los lagos que me ahogan,
callando,
silenciando mi presente
como enmarañada de frialdad,
padeciendo de fiebre inventada.

Estoy de vuelta en el principio,
o en el final,
válgame la rara conciencia,
la enferma locura,
que comenzó mi viaje
en esta tarde de azar.


Carol Suárez Azócar 04/10/2004

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